La Compañía Sevillana de Electricidad comienza a iluminar todos y cada uno de los hogares andaluces al tiempo que alimenta los transformadores de las numerosas fábricas que surgen por todos sitios. Son los años sesenta, años de importantes avances tecnológicos en la producción energética y en las telecomunicaciones.

Se implantan los equipos de ondas portadoras, las bobinas de bloqueo, los condensadores y las cajas de acomplamiento. Es la época de las centralitas manuales, de los hilos La, Lb y Lc y, sobre todo, un tiempo donde primaban las relaciones humanas. El técnico de aquellos años era un especialista que intimaba familiarmente con los circuitos, rayos catódicos, ohmios, inductancias, electrones y faradios.

En ese tiempo las oficinas centrales se ubicaban en la céntrica calle Alfonso XII, aunque pronto se quedaron pequeñas debido al auge de la Compañía, así que se preparó un nuevo edificio, funcional y moderno, para albergar a los más de 600 trabajadores que componían la plantilla en aquella época. Pero eso ya será otra historia.